BIOGRAFÍA DE LA BAILAORA DE FLAMENCO CARMEN AMAYA
BIOGRAFÍA DE LA BAILAORA CARMEN AMAYA
Carmen Amaya nació el 2 de noviembre del año 1913 en Barcelona, concretamente en el Somorrostro, barrio de la Barceloneta, que en aquel entonces era simplemente un conjunto de barracas a las orillas del mar. Fue la segunda de once hermanos, aunque cinco de ellos fallecieron. Hija de La Micaela y Paco El Chino y nieta de El Cagarrutas.
Cuando cumplió 6 años sus padres la llevaron a la escuela pero Carmen solo atendía al baile así que no duró mucho antes de tirar los libros. Decidieron, pues, enseñarle a bailar. Bailaba descalza en las tabernas lo que su tía Juana la Faraona le había enseñado hasta que Sebastián Gasch, un crítico famoso, la descubrió y le abrió camino en el mundo del flamenco. Sebastián la describía con una palabra: alma. Una gitana de pura cepa que bailaba haciendo vibrar los tablaos con su nervio.
Vicente Escudero ya previó que Carmen revolucionaria el papel de la mujer en el flamenco al ver sus dotes tanto de braceo típicas de las bailaoras antiguas y su zapateao fuerte típico de los bailaores.
Formaron un grupo liderado por El Chino para actuar en la Expo de Barcelona y el representante Jorge Morell ofreció a Carmen su primer contrato tras quedarse ensimismado con su baile. Era menor de edad así que tenían que llevar cuidado con los inspectores pero a Carmen le encantaba y con el tiempo fueron ahorrando lo suficiente como para salir de su barraca y alquilarse un piso, pasaron de las latas a los bocadillos de jamón y con la energía y entusiasmo Carmen, La Faraona y su prima Antonia crearon el trío Amaya. Jorge Morell las llevó al Teatro Palace de Paris pero La Faraona y la artista estrella del Palace, Raquel Meller, tuvieron sus diferencias y no se quedaron más tiempo. Por lo que volvieron a España a hacer una gira con Manuel Vallejo. Tras la gira y a su vuelta a Barcelona Carmen conoció a Sabicas, con el que empezó una historia tanto de amor como artística y decidieron adentrarse en el meollo flamenco e irse a Madrid. No fue fácil hacerse un hueco en la capital pero Carmen logró poco a poco infiltrarse en las cabeceras de los carteles destronando a las bailaoras de la época. Actuó también en dos películas La hija de Juan Simón y María de la O. Gracias a su éxito Carmen decide presentar su propia compañía en el teatro La Zarzuela y comenzó una gira por España. La gira se vio afectada por la guerra civil y marcharon a Lisboa y más tarde a Buenos Aires con el espectáculo Las maravillas del Maravilla.
Carmen triunfó en Buenos Aires acompañada del Chino, su hermano Paco y Sabicas. Desde 1937 hasta 1941 recorrieron Latinoamérica hasta llegar a Nueva York. Sol Hurok la contrató para su gira por los Estados Unidos y Canadá. En el 1944 terminó su relación con Sabicas y regresó a Sevilla unos años más tarde para sorprender a todos con su pantalón.
Carmen visitó todos los países y triunfó en sus teatros. En Francia conoció a Juan Antonio Agüero, un guitarrista que contrató para su gira en 1950 y con el que se casó al año siguiente. En el 1959 Carmen actuó en el Westminster Theatre en Londres, en el Teatro La Zarzuela de Madrid y, además, volvió a Barcelona donde asistió a la inauguración de la fuente Carmen Amaya en el barrio de la Barceloneta. Ese año presentó El embrujo del fandango de José María Palomo en el Palau de la Música. Carmen lucía un traje de colores verde y oro con el que protagonizó en mayor éxito que ha tenido el Palau en la historia.
Su última película se titula Los Tarantos de Francisco Rovira Beleta que se presentó en el 1960. Unos años más tarde, en el 1963, Carmen falleció por una afección renal.
El arte de Carmen no conocía límites, y no es que inventase nada nuevo o supiera pasos que los demás no sabían. Era esa forma de coger el duende y pegarle sin parar, con velocidad, desenfrenadamente. Además, gracias a ella la escuela flamenca catalana se dio a conocer. Las bailaoras del sur echan los brazos hacia atrás y bracean hacia fuera pero Carmen lo hacía al revés, para dentro, como los farruqueros. La gente iba a ver a Carmen, les daba igual qué espectáculo era o qué tipo de baile interpretarían, solo querían ver a la excepcional Carmen.